viernes, 22 de abril de 2016

El Cauca sigue de pie tras el conflicto armado.

 Los territorios del norte del Cauca son los más peleados tanto por el gobierno como por los grupos indígenas y campesinos de esta zona, ya que son tierras con un alto porcentaje de fertilidad de suelo, según un estudio realizado por la Universidad Javeriana de Cali.

Debemos resaltar que el Cauca es uno de los departamentos con mayor población afro e indígena y que ha sido un blanco para el conflicto armado pues sin importar los acuerdos de cese unilateral al fuego, en municipios como Caldono, Jámbalo, Guapi, entre otros, siguen existiendo enfrentamientos con grupos subversivos que circulan por estas zona,  y una de las razones principales es la apropiación de tierras que traerán de una u otra forma beneficios para estos grupos.
En varias entrevistas realizadas por medios de comunicación tanto de televisión, prensa y radio, algunos líderes indígenas aseguran que es de vital importancia que el gobierno reconozca y respete  a los territorios indígenas y su forma de gobernar, como está estipulado en la constitución política de Colombia, para así evitar inconvenientes como el ocurrido con el caso de Feliciano Valencia y tener una mejor relación entre sí.
Una vez respetados los derechos a estas comunidades y que el gobierno cumpla con la restitución de tierras, se puede empezar a hablar de paz, porque sería injusto que se logre algún avance en los diálogos que se adelantan en la Habana y que multinacionales lleguen a explotar territorios que en su mayoría son sagrados para los indígenas y que siguen siendo los más afectados, pues ellos son quienes los protegen a capa y espada, ya que estos hacen parte de su historia y de sus costumbres.
Siendo así, las comunidades retomarían el control sobre sus territorios y el departamento del Cauca dejaría de ser un campo de batalla para las fuerzas armadas y los grupos al margen de la ley.
Sin embargo el Gobierno Colombiano debe tener en cuenta que la paz no solo se logra con la firma de documentos, sino también con diálogos con las comunidades que han sido afectadas, pues las consecuencias de la guerra no solo han sido los desplazamientos, ni las muertes, también la falta de oportunidades para conseguir una buena forma de sobrevivir, pues se han limitado algunas de las formas de subsistencia que estas poblaciones han tenido a lo largo de los años en su existencia.
Por otra parte el Cauca ha sido una de las rutas seleccionadas por el proyecto liderado por la Ministra Cecilia Álvarez Correa y el ministro del Posconficto, Derechos Humanos y Seguridad, Rafael Pardo a el municipio de Silvia, llamado Seguro te va a encantar que busca incentivar el turismo en zonas que han sido afectadas por la guerra y que serán un contexto diferente gracias al posconflicto.
Silvia, como casco urbano recibió la vista de la “Ruta de la fe”,  el día 22 de marzo del presente año, generando grandes expectativas en las comunidades que participaron en ella, y donde hubo una gran acogida por parte de la comunidad. 
Uno de los temas principales tratados por el Alcalde del municipio, el señor José Gustavo Cuene Correa, fue la “reconstrucción del tejido social”. Pues este municipio y sus alrededores han sido afectados social, cultural y económicamente desde hace varios años por el conflicto armado. Durante esta actividad hubo varias muestras de las diferentes actividades que el municipio tiene, como el día de mercado y las artesanías que se realizan allí, entre otras.


Se esperan grandes apoyos y proyectos para que esta zona del departamento del Cauca, se fortalezca aún más en el sector del turismo, ya que hoy en día se está luchando para que los corregimientos aledaños al municipio ya no sean blancos de la guerrilla y que se trabaje y se salga adelante con los beneficios que la tierra tiene para ellos, pero que sean manejados correctamente y la acogida del turismo en esta zona del país, por sus lindos paisajes y practicas socioculturales.
Cauca sigue en pie, pues gracias a proyectos como este se ha fortalecido a nivel turístico y se espera que con el posconflicto se solucionen los temas abordados en un comienzo y que este departamento deje de ser el campo de batalla para la guerrilla; además que las comunidades que habitan en este departamento tengan diversas posibilidades de salir adelante con los conocimientos que la tierra les ha ofrecido y también que se respete la Jurisdicción especial indígena, para lograr ser un departamento y un país en paz.

Clara Isabel Rengifo Reyes 




lunes, 4 de abril de 2016

Fé y Tradición


Silvia, siempre ha sido un pueblo de fe y tradiciones.

Las tradiciones religiosas son características de los pueblos. Silvia no se queda atrás. Cada año, este pequeño pueblo y su gente con mucha devoción se preparan con antelación para conmemorar la pasión de Cristo Jesús.

Terminada la Semana Santa, los niños y niñas son los encargados de revivir esta conmemoración, pues gracias a las enseñanzas de los antepasados, que se han ido transmitiendo de generación en generación, ellos han hecho parte de su infancia la Semana Santa Chiquita, que es realiza una semana después de la Semana Mayor.
La inocencia de los pequeños silvianos de los diferentes barrios del municipio llevaba a crear pequeñas andas con materiales como el cartón y la madera u otros elementos que estuvieran a su alcance colocando imágenes que simulaban los pasos de esta.

Primeramente estas actividades eran tomadas como juegos, pero al pasar el tiempo surgió como idea  de los abuelos y familias que veían un sentimiento de fervor de los pequeños hacia esa tradición, crear una semana santa chiquita, imitando lo que se hace en la Semana Mayor en el pueblo, en la que pudieran participar los niños y niñas silvianos, con el fin de formar a los futuros cargueros, sahumadoras, y regidores para que así sigan con la costumbre de participar en ella.

Oscar Daniel Rengifo, afirma que en Silvia antiguamente se realizaban procesiones en dos partes, la primera que era organizada por familias de los barrios las delicias y el centro con imágenes disparejas entre los 20 y 50 cm de altura y trajes humildes, y la segunda por las familias del barrio caloto, que eran imágenes prestadas de casas de los habitantes de este barrio y vestidas de acuerdo a la ocasión, pero  ambos con un valor espiritual muy grande. También recuerda que “Hubo un año en que las dos procesiones se encontraron en el puente de los bomberos, era viernes ese día estaba cargando en el Santo Sepulcro, con traje de gala y alguien grito que saliéramos a correr porque se habían cogido a piedra al encontrarse. Todos comenzaron a recoger piedras del suelo, porque las calles en ese tiempo eran empedradas y empezábamos a lanzar los unos hacia los otros.

Después de ese incidente, el recorrido se cambió y poco a poco se fueron limando asperezas y se llegó a un acuerdo de dejar una sola Semana Santa Chiquita.”

Años después el Señor Gerardo Fernández Cifuentes, oriundo de Silvia y periodista del diario el Liberal, quien en 1961 se enteró que en Popayán habían unas imágenes religiosas para la venta que fueron utilizadas en las procesiones pequeñas de esa ciudad, lo que rápidamente  lo llevó a informar a la comunidad Silviana, quienes reunieron los recursos para atesorarlas y establecer la semana santa pequeña como debía de ser.

Esas imágenes se compraron pero no son propiedad de nadie en específico, se realizaron documentos escritos en los que consta que son pertenencia de los habitantes del barrio Caloto, del municipio de Silvia; además se creó una Junta en pro de las procesiones chiquitas, la cual es la encargada de velar por el bienestar de estas y también se designaron los síndicos de cada paso.
Según María Amparo Velasco, presidenta de la junta “Pro Semana Santa Chiquita”, las imágenes o santos con las que se iniciaron las procesiones eran principalmente de yeso, y uno de los mejores desfiles era el de la resurrección, ya que aproximadamente durante 50 años al finalizar el encuentro en el barrio caloto en frente de la casa de la señora Aurelia Fernández (Q.P.D.) se volvía  una fiesta y entraba todo mundo, y era ella quien costeaba todos los gastos.

Desde hace 55 años, las procesiones chiquitas han sido una tradición cultural en el municipio de Silvia, y actualmente se cuenta con 39 pasos y todos los actos de la Semana Mayor son imitados por los niños que alegremente participan de estas, y que gracias también a la comunidad silviana se han ido fortaleciendo y logrando un mejoramiento para que esta tradición se convierta en patrimonio cultural inmaterial del departamento del cauca.

Alma Yolanda Paredes, autora del libro MEMORIAS LEGADO PARA FUTURAS GENERACIONES nos cuenta brevemente el surgimiento de la semana santa chiquita del barrio caloto.









Clara Isabel Rengifo Reyes
Fuentes: María Amparo Velasco
Oscar Daniel Rengifo
Alma Yolanda Paredes