martes, 14 de julio de 2020

EL SABOR A MARTES



Recuerdo mis días de infancia cuando iba con Jose a la galería, ella hacia maldades como coger una pepa de mango, mirar quien estaba bien distraído al otro lado de donde estábamos nosotros y se la lanzaba.

Siempre acertaba en la cabeza o en la espalda y seguía como si nada el despistado, demás que espabilaba sin saber de dónde llegó “el meteorito”; no podíamos mirar, mejor para nosotros, no había pasado nada, seguíamos como si nada”... Esos eran mis juegos de infancia los martes en “la galería”. 
Desde esos recodos de infancia, hoy ya adulto rememoro “EL SABOR A MARTES”.





Este comienza desde el lunes en la tarde, con el movimiento en las calles, se siente la proximidad del martes, martes del latín: Martis Dies o”día de Marte” el día del fuego, los venteros van armando estanterías y descargando los productos para EL DÍA DEL MERCADO EN LA PLAZA DE SILVIA CAUCA; “la Suiza de América” como se le conoce en el mundo por sus paisajes y su clima.


El martes al amanecer, empiezan a llegar los vehículos tipo escalera (chivas) y camiones cargados de todo tipo de mercancías para la venta; las señoras de los puestos de comida son de las primeras en llegar para tener tiempo de ir preparando desayunos, se ubican al fondo del patio en pequeños restaurantes donde todo se cocina a fogón de leña. 
El espacio empieza a invadirse entre otras cosas con los maravillosos olores de café, empanadas acompañadas con ají de maní, arepas de maíz, masas de harina de trigo, tamales de pipián, en fin, gran variedad de la gastronomía Silviana para todos los que vienen a desayunar este día en la galería.
Desayunar con tamal de pipián, arroz, café, eso solo lo puedo vivir aquí los martes de mercado! Me fascina ir a tomar café con empanadas y ají de maní, hacer un recorrido por todos los sectores, solo para observar y escuchar a las personas comprar una que otra verdura, los ajos frescos, el queso en hoja que venden los Guambianos, recorro las carnicerías donde encuentro carne de ovejo, cerdo, de res, la manteca en forma de tazas y en fin, otros productos que siempre he visto en este lugar.



Recorrer la plaza es todo un placer , el patio donde se exhibe la papa en todas sus variedades, los ullucos que tanto me gustan y que siempre compro junto con la papa colorada que tiene un sabor delicioso, ver los colores exhibidos en los puestos de las frutas es todo un espectáculo, toda la plaza es una amalgama de colores; seguir el recorrido por los puestos de panela, de granos, herramientas, zapatos, tejidos de lana, los puestos de las hierbas medicinales que venden los indígenas del Putumayo, es como si ese colorido se extendiera también por las afueras de la plaza con todas sus ventas de ropa de segunda, las Guambianas con sus ventas de cebolla, en fin, se encuentran muchas cosas allí para comprar.

El chirrinchi y el aguardiente no pueden faltar, pero más que un mercado, algunos, en especial los Guámbianos, lo viven como una fiesta, pues es un día para celebrar, celebrar la vida, porque el martes le da vida al pueblo, su parque se llena, las personas del pueblo salen a la calle, el martes definitivamente identifica a Silvia con todo su movimiento. 

El día del fuego para los orientales pareciera que se viviera en Silvia todas las mañanas del día de mercado y como el fuego, se va extinguiendo poco a poco, al medio día se va sintiendo la calma, y al atardecer empieza a apagarse lentamente como si quisiera resistir al tiempo que va transcurriendo, llega la noche y todavía se ve movimiento de personas recogiendo los puestos y regresando a casa dejando brazas en el brasero, esperando el próximo lunes para empezar a encender de nuevo el fuego.


Por todo esto pienso que martes de mercado no debe desaparecer de la vida del Silviano, ¿qué haríamos un martes si no hay martes?. 




Fotografía y texto por:
Hisashi Quijano Mesa

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